Si alguien me preguntara cual es mi impulso esencial cuando uso una cámara fotográfica y específicamente una lente macro, diría que es un medio para ver mas intensamente, de realizar sin premeditación una visión de mi propio estado interior, de descubrir los efectos del sentir y pensar y asociados a una profunda necesidad de trascender lo que la vista humana naturalmente no permite. Nuestra visión es limitada. Tiene un radio de percepción establecido, de acuerdo a nuestra constitución. Pero ahora se sabe y se comprueba científicamente, que hay otras realidades, seres y planos de existencia muy cercanos aunque invisibles, y que velos sutiles nos separan (y unen) a vidas que cohabitan este rico universo. Cuando inicio un momento de creación concentro mi atención en la imagen que compongo con elementos de luz y color puro, con los reflejos solares y todo aquello que me permite penetrar en un estado meditativo, en un espacio distinto, mágico y pleno de mensajes y formas dinámicas que me indican que hay mucho por descubrir en la belleza de vidas cercanas e inaccesibles a simple vista. Lo mismo me sucede con el pincel y los pigmentos. El color conduce a la imagen, diría que la mano sigue un impulso interior no solo racional y no programo, solo trato de ser fiel a Ese impulso… El futuro del artista está signado por un único y potente camino, el que conduce hacia la Intuición. Varias fases han transcurrido hasta hoy, cada una acorde a un crecimiento evolutivo, a la cultura de cada época. La intuición (según mi opinión) es la llave, la puerta y el puente para llegar con una nueva conciencia a otros modos de crear. En tiempos antiguos, para los clásicos, las artes eran sagradas, porque se vivían otros nexos de conciencia mas directos con lo sutil y espiritual que hoy nos parecen lejanos o parte de una realidad ajena. Pero en los seres humanos hay una reserva sin tiempo y espacio, que se descubre o activa gracias a la Memoria, esa que nos mantiene ligados al hilo que conduce hacia el centro de uno mismo, allá adonde se descubre que todos somos parte de una Unidad. Miles de historias, de sentimientos de todo tipo, pensamientos de todos los matices, todas girando vertiginosamente en un espacio inmenso y bello llamado TIERRA, mientras el tiempo consume las formas: ¿pero adonde van las esencias?. ¿Adonde van todos los ríos y arroyos de llanura y de montaña? Seguramente no se pierden, se transforman… Tal vez si estuviéramos mas compenetrados con el misterio de la naturaleza, así como lo estaban esas tradiciones del pasado, para las cuales las artes eran sabiduría, podríamos hoy también, intentar crear un arte que toque ese centro y lo active para una nueva etapa, gracias a la memoria profunda, con raíces pero con vientos ascendentes hacia lo mas luminoso de cada uno de nosotros. Ciertamente ese estado de gracia podría alcanzarse solo gracias a una conciencia elevada y madura y a un corazón puro. No queda otra posibilidad mas que ascender. Esa es la próxima etapa. Es como si alguien estuviera esperando para ofrecernos una clave distinta, acorde a las generaciones futuras, de nuevos elementos de arte que nos introduzcan a una parte de nosotros mismos inexplorada, presente desde siempre, pero todavía durmiente y apenas insinuada. El arte pictórico esta atravesando, según mi opinión un etapa de búsqueda infructuosa, a veces árida a causa de esa desconexión cultural con los altos valores que deberían ser la meta futura. La mente pragmática ha creado un paisaje desolador, en donde es muy difícil crear espacios para que el artista sensible pueda tener la calma y el equilibrio necesarios para percibir esa otra mitad de la esfera, aquella de un mundo cercano pero no visible aún. Existe un vasto universo de posibilidades en las potencialidades para desarrollar en el camino del artista del futuro. Crear algo vivo y latente, que toque el corazón con su belleza y amplifique con su vibración aquel contacto con el ser humano que observa y escucha. Esa es una posibilidad cercana en el tiempo. Wassily Kandinsky nos dejó un legado para el artista del futuro en su obra ‘De lo espiritual en el arte’. Sus sabias reflexiones aun siguen resonando como una campana en la alta montaña… Esas palabras son de enorme inspiración para muchos y serán aun mas comprendidas por los jóvenes que aspiran hacia un arte vivo y real. Como artistas o creadores tenemos la posibilidad de penetrar en ese legado maravilloso, y a partir de la percepción mas intensa de esos mensajes, bucear en nuestro pequeño universo para encontrar una nueva conexión y así poder expresarnos con nuestro propio lenguaje. …La vida espiritual, a la que también pertenece el arte y de la que el arte es uno más de sus más poderosos agentes, es un movimiento complejo pero determinado, traducible a términos simples, que conduce hacia delante y hacia arriba. Este movimiento es el del conocimiento. Puede adoptar diversas formas, pero en el fondo conserva siempre el mismo sentido interior, el mismo fin…
…Cuando la religión, la ciencia y la moral (ésta última gracias a la mano fuerte de Nietzsche) se ven zarandeados y los puntales externos amenazan derrumbarse, el hombre aparta su vista de lo exterior y la centra en sí mismo. La literatura, la música y el arte son los primeros y muy sensibles sectores en los que se nota el giro espiritual de una manera real. Inmediatamente reflejan la sombría imagen del presente, intuyen lo grande, que algunos perciben como un punto diminuto y que no existe para la gran masa. Reflejan la gran oscuridad que aparece apenas esbozada. Se oscurecen a sí mismos, se hacen sombríos. Por otro lado se apartan del contenido sin alma de la vida actual y se vuelcan hacia temas y ambientes que dejan campo libre a los afanes y a la búsqueda no material del alma sedienta.
…El color es un poder que influencia directamente al alma. El color es un teclado, los ojos son un martillo, el alma es una cadena. El artista es la mano que juega, tocando una tecla u otra, para causar vibraciones en el alma.
La amonización del todo en el cuadro es el medio que conduce al obra de arte.